Buenos días a todos. Esta semana viajamos hasta Abu Dhabi donde vamos a poner la lupa en el combate principal de la velada. Robert Whittaker, uno de los nombres más respetados y consistentes del peso medio, se mide a Reinier de Ridder, que busca consolidarse como amenaza real en la división tras una transición rápida desde otras ligas.
El falso espejismo de la comparación con Dricus
Hay una narrativa popular circulando estos días que dice que de Ridder, por su estilo poco ortodoxo y su físico desproporcionado, puede seguir el camino que marcó Dricus Du Plessis para convertirse en campeón mundial. Pero si uno mira más de cerca, las diferencias entre ambos son notables.
Dricus puede parecer caótico, pero debajo de esa superficie hay una preparación específica, un cardio inagotable y una capacidad innata para acelerar el ritmo en momentos cruciales. De Ridder, en cambio, ha brillado contra rivales de discutible nivel, y ha mostrado un wrestling lento, predecible y técnicamente pobre.
Contra Kevin Holland, un luchador con nula defensa antiderribos, y un Bo Nickal todavía en pañales, ha podido imponer su juego sin oposición. Pero ni Holland ni Nickal están cerca del nivel de defensa y control posicional que ha demostrado Whittaker a lo largo de su carrera.
El australiano lleva casi una década en la cima, compitiendo contra lo mejor que ha dado este deporte. Desde Yoel Romero hasta Israel Adesanya, pasando por Khamzat Chimaev o el actual campeón Dricus Du Plessis.
Whittaker puede haber perdido algo de explosividad con los años, pero sigue siendo muy difícil de controlar y derribar en sucesión. Y ante un De Ridder con entradas de judo telegráficas y cardio dudoso, esa defensa puede convertirse en un muro insalvable.
Un maestro del control de distancia
Donde realmente puede romperse esta pelea es en los pies. Whittaker es, con mucha diferencia, el mejor striker que ha enfrentado el holandés en toda su carrera. Su boxeo, con entradas rápidas y salidas anguladas, se adapta muy bien al tipo de defensa que ofrece De Ridder, que tiende a cubrirse en línea recta y reacciona mal cuando es tocado.
No hace falta que Whittaker conecte con potencia. Su juego está basado en volumen, velocidad, precisión y selección de golpes. El 1-2 seguido de la patada alta a la cabeza es un patrón clásico en su repertorio que podría encontrar hueco repetidamente ante alguien con los clásicos problemas defensivos de una persona alta.
El cardio del holandés es una seria bandera roja. Ante Anatoly Malykhin le vimos totalmente muerto en el tercer asalto, y en su debut en la UFC ya dejó señales alarmantes de su escaso tanque de gas.
Robert Whittaker no será el de 2018, pero sigue siendo un rival durísimo para cualquier aspirante. Reinier de Ridder es incómodo, grande y creativo, pero también lento, predecible y con serias fragilidades que aún no han sido expuestas en la UFC, pero si fueron palpables en los circuitos regionales.
Siento que Whittaker va a poder gestionar el ritmo de esta pelea. Controlar la distancia y forzar a Reinier a trabajar más de lo que está acostumbrado. Y cuando eso sucede, cuando el holandés no tiene el control posicional ni puede descansar encima del rival, su energía cae en picado.
¿Declive o simple desgaste?
Creo que la verdadera duda de este enfrentamiento pasa por conocer cuánto declive ha sufrido el bueno de Whittaker. Tras una vida repleta de guerras, es obvio que su nivel ha perdido un par de escalones. Para mí, la mejor versión del australiano habría pasado por encima del holandés.
Curiosamente tienen la misma edad. Para Whittaker, es la oportunidad de demostrar que aún puede codearse entre los mejores. Para De Ridder, es el primer test serio ante un rival que no le va a regalar nada, ni técnica ni físicamente. Los momentos de forma son opuestos pero, me encanta buscar esas diferencias estratégicas, y me siento muy cómodo respaldando al excampeón.
Whittaker ya no tiene el brillo de antaño, pero su lectura de pelea, su timing y su capacidad de adaptación siguen siendo de élite. Y aunque enfrente haya un rival más grande, esa diferencia se diluye cuando uno sabe dónde y cuándo golpear, cuándo salir o cuándo frenar un derribo.
Y para cerrar os dejo una pequeña historia curiosa. Ultimate Fighter 2012, Dana White fue preguntando uno a uno a los participantes a quién les gustaría enfrentarse en la siguiente ronda. Todos y cada uno fueron eligiendo al rival hipotéticamente más sencillo, a excepción de uno. Un Whittaker de 22 añitos que eligió al gran favorito para ganar el torneo. Años más tarde, esa mentalidad le acompañó hasta ser campeón del mundo.
Pronóstico: Victoria de Robert Whittaker
Cuota: 1.66 (Bet365) – Stake: 1/10
Fecha y Hora: 26/07/2025 – 23:00
Resultado: Victoria de Reinier De Ridder
Ganancia: -1u
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